El hilo de seda es una fibra natural formada por proteínas, producidas por diversos gusanos al tejer capullos dentro de los cuales sus cuerpos sufren metamorfosis a polillas. Aunque es producida por varios grupos de animales artrópodos, como las arañas y varios tipos de insectos, en la actualidad solo la seda producida por las larvas de la mariposa Bombyx mori — el «gusano de seda»— se emplea en la fabricación industrial textil.
Los tejidos de seda fueron elaborados por primera vez en la antigua China; algunos indicios apuntan a que se fabricaron ya alrededor del año 3000 a. C. Al principio la seda era un tejido reservado exclusivamente a los miembros de la familia imperial china, tanto para su propio uso como para ser regalado. Pero con el tiempo, dado su cada vez mayor uso a través de la cultura china acabó extendiéndose su producción, tanto geográfica como socialmente, hasta otras zonas de Asia. La seda se convirtió rápidamente en un producto de lujo muy apreciado por los comerciantes, debido a su textura y brillo, además de ser un producto muy accesible y cómodo de transportar. Por ello, este producto llegó a tener una fuerte demanda, convirtiéndose en un elemento básico del comercio internacional preindustrial.
La buena absorción de este tejido hace que sea cómodo de llevar ropa elaborada con este tejido en climas cálidos y en situaciones de actividad física. Su baja conductividad mantiene el aire caliente cerca de la piel durante el tiempo frío. La elegancia de la seda, su suave lustre y hermosa caída la hacen perfecta para algunas aplicaciones de tapicería.
Un proceso de manufactura especial consigue hacerla adecuada como sutura quirúrgica no absorbible por el organismo. Doctores chinos la han utilizado para hacer arterias protésicas. El paño de seda también se puede utilizar como un material sobre el que escribir.
Permite la creación de telas naturales de gran resistencia y, al mismo tiempo, de una gran delicadeza, brillo y suavidad. Tiene cualidades naturalmente aislantes, es hipoalergénico y repelente de olores.
¿Sabías que?
La seda también se utilizaba para la fabricación de paracaídas hasta la aparición del nailon y el ripstop, los neumáticos de bicicleta, para rellenar los edredones y para fabricar las bolsas de pólvora de la artillería. Los primeros chalecos antibalas (actualmente de Kevlar) fueron fabricados con seda en la era de la pólvora hasta aproximadamente la Primera Guerra Mundial.